El Cash Flow, también conocido como flujo de caja, es un indicador financiero que mide la capacidad de una empresa para generar efectivo. En otras palabras, muestra cuánto dinero entra y sale de la empresa en un periodo de tiempo determinado.
Existen tres tipos de Cash Flow:
Cash Flow operativo: Mide el efectivo generado por las actividades normales de la empresa, como las ventas y los gastos operativos.
Cash Flow de inversión: Mide el efectivo utilizado para comprar o vender activos, como inversiones en maquinaria o inmuebles.
Cash Flow de financiación: Mide el efectivo obtenido o utilizado a través de actividades de financiación, como préstamos o emisión de acciones.
"No dejes para mañana lo que puede lavar hoy"
El Cash Flow se calcula de la siguiente manera:
Cash Flow operativo: Beneficio neto + Amortizaciones + Provisiones
Cash Flow de inversión: Compra de activos - Venta de activos + Inversiones a largo plazo
Cash Flow de financiación: Préstamos obtenidos - Pago de préstamos + Emisión de acciones - Recompra de acciones
Un Cash Flow positivo indica que la empresa está generando más efectivo del que está gastando. Esto es importante porque significa que la empresa tiene suficiente efectivo para financiar sus operaciones, invertir en su crecimiento y pagar sus deudas.
Un Cash Flow negativo indica que la empresa está gastando más efectivo del que está generando. Esto puede ser un problema si la empresa no tiene suficiente efectivo para cubrir sus necesidades.
Es importante analizar el Cash Flow de forma regular para:
Evaluar la salud financiera de la empresa.
Identificar posibles problemas de liquidez.
Tomar decisiones sobre cómo invertir el efectivo.
"No dejes para mañana lo que puede lavar hoy"
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